El Laboratorio de Modelos Dinámicos (LAMOD) de la UNAM es una excelente oportunidad de trabajo para impulsar proyectos de frontera, que requieren herramientas y algoritmos que no son comerciales y son desarrollados con iniciativas propias, además de formar recursos humanos, consideró el coordinador de la Investigación Científica de la UNAM, William Lee Alardín.
Durante la firma de Bases de Colaboración para la formalización, operación, fortalecimiento y consolidación del LAMOD, el también investigador precisó que este tipo de espacios tienen impacto notorio para la Universidad tanto al interior como al exterior.
“Tenemos oportunidad de proponer soluciones hacia otras áreas, generar recursos y es posible organizar talleres para ofrecer aprendizajes y enseñanzas computacionales de manera social, eso les dará un beneficio impresionante en recursos y atracción de talento para los proyectos que vendrán en los próximos años”, comentó ante directores de institutos y facultades reunidos en el auditorio Marcos Moshinsky, del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN).
A su vez, la directora de esa entidad universitaria, María del Pilar Carreón Castro, detalló que cuenta con tres sedes: en el ICN, en el Instituto de Astronomía (IA) y en el Instituto de Química (IQ), además del apoyo en red de la Dirección General de Cómputo y Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC).
Tener este gran potencial en supercómputo nos ha abierto las puertas a diversos proyectos internacionales y ha permitido que la UNAM tenga mayor participación en planes como DESI, el Observatorio Pierre Auger, HAWC, por mencionar algunos, destacó.
En tanto, el director del IA, José de Jesús González González, recordó que la formación del Laboratorio ha sido un proceso largo e importante, pues en 2016 las tres entidades ya contaban con espacios propios de cómputo, por lo que se trabajó en el desarrollo de este esfuerzo conjunto, el cual se inauguró en 2019 y cuyas bases de colaboración se formalizaron hoy.
Ahora “se pueden desarrollar grandes y medianos proyectos de investigación, en particular aquellos que no caben en los mayores centros de supercómputo, que requieren investigación numérica especializada, y experimentar con soluciones novedosas de técnicas para software y adaptarse a proyectos internacionales”, puntualizó.
El titular del IQ, Luis Demetrio Miranda Gutiérrez, resaltó que debido a su tamaño, en el siglo XXI seguimos sin entender cómo se transforman las moléculas, el diseño de fármacos y cómo interactúan con el cuerpo, por lo que los modelos de cómputo son estratégicos para la investigación.
“Este Laboratorio va a seguir creciendo ahora con la incorporación de la Facultad de Química, que utiliza herramientas como estas, pues con la irrupción de la inteligencia artificial en las aplicaciones comunes o cotidianas se necesitará mucho cálculo de alto rendimiento”, apuntó.
Al hacer uso de la palabra, el titular de la DGTIC, Héctor Benítez Pérez, refirió que es esencial que la comunidad universitaria aproveche la oportunidad de desarrollar más y mejores capacidades para la generación de nuevo conocimiento y la construcción de datos, lo cual será el siguiente paso para almacenar la información y hacerla pública.
El objetivo es que las comunidades científicas hagan uso de aquello que observamos, generamos o visualizamos. La construcción de estos espacios -como LAMOD así como Grid UNAM- permiten fortalecer la presencia de la UNAM ante organismos internacionales y nacionales, a fin de buscar recursos de mayor envergadura -tanto económicos como otros grupos de investigación-, demostrando que hacemos uso eficiente de los mismos, dijo.
Actualmente, LAMOD es aprovechado para el trabajo en proyectos como ALICE, en el Gran Colisionador de Hadrones, eBOSS y Vera Rubin, así como en la búsqueda de medicamentos ante la COVID-19 y el desarrollo de nuevos fármacos, entre otras aplicaciones.