La alegría es un sentimiento relacionado con el bienestar personal y el optimismo ante la vida, pese a las adversidades que nos rodean como la violencia, los problemas sanitarios, socioeconómicos o la pospandemia.
Como todas las emociones, no es un estado permanente, sino pasajero, pero puede encauzar hacia ciertas actitudes positivas que influyen para que una persona sea de carácter entusiasta.
“Es algo muy importante de comunicar, de resaltar, como todas nuestras emociones, que no son buenas ni malas, sino que todas forman parte de nuestro repertorio como seres humanos”, señala la profesora de la Facultad de Psicología (PF) de la UNAM, Alejandra López Montoya.
Con motivo del Día Mundial de la Alegría, que se celebra el 1 de agosto, la psicóloga especializada en cuestiones de salud mental explica que se percibe en personas que se sienten con motivación y capacidad para realizar las acciones. “Es una emoción que tiene características físicas y conductuales, como sonreír, ruborizarse, sentirse energético y motivado para hacer diversas tareas, independientemente de su complejidad”.
Al igual que el enojo o la tristeza tiene una función y ninguna puede ser permanente. “A veces nuestras emociones están interconectadas y la alegría puede ir fluctuando incluso en un mismo día”, aclara.
Lo ideal es que tengamos un equilibrio, donde nos sintamos estables. Quienes tienen este sentimiento de júbilo prevalente tienden a disfrutar de las pequeñas cosas. “A veces queremos tener un máximo logro para sentirnos bien, pero disfrutar del día a día, de las pequeñas cosas como un amanecer o el hecho de despertar, basta a este tipo de personas alegres para sentirse bien”, resalta.
López Montoya considera que es importante mantener la tranquilidad, saber manejar el estrés, procurar el autocuidado con acciones como realizar ejercicio, alimentarse correctamente y dormir bien. Los seres humanos alegres generalmente saben reconocer qué cosas les motivan y les hacen sentir bien, por ello luchan por obtenerlas.
También tienen la capacidad de solucionar, más que centrarse en los problemas. La manera en la que afrontan la vida cotidiana marca la diferencia en estos individuos, quienes mantienen el optimismo y las actitudes positivas, refiere.
De acuerdo con la experta, es importante educar a las niñas y niños para que sepan que todos los sentimientos son válidos. “No catalogar que un niño debe estar a fuerza alegre, sino enseñarles cuál es la función que cumple cada uno. Por ejemplo, enojarnos nos ayuda a poner límites, a defendernos; pero si lo hago a través de un golpe o una grosería ya no estoy sabiendo controlar mi emoción”.
Alguien que está contento todo el tiempo tampoco es normal, por lo que deben ser equilibrados. “No está mal sentirnos tristes, enojados o con ansiedad, pero podemos promover las actitudes como la alegría para resolver problemas, para afrontar acciones ante la vida cotidiana”, sugiere.
Cuando se habla de salud mental se refiere a saber manejar las emociones y eventos como el estrés, además de mantener la estabilidad en nuestra conducta, comenta.
La psicóloga precisa que la alegría otorga beneficios a la salud: libera tensiones porque es desestresante, aporta energía y, en consecuencia, hay mayor productividad. Al estar alegres se libera dopamina, la cual está ligada a la agilidad mental, por lo que es beneficioso para la concentración.
López Montoya destaca que se trata de una efeméride para recordar que debemos seguir educándonos respecto a nuestros sentimientos, los cuales nos ayudan a validarnos cuando los reconocemos como parte de nuestro repertorio.
Para aprender a tener un manejo adecuado de ellos, como reducir el estrés y la ansiedad, la Facultad de Psicología de la UNAM ofrece apoyo a través de una página creada junto con el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, de la Secretaría de Salud: www.misalud.unam.mx
Otra forma de ayuda implementada por la Coordinación de Humanidades de la UNAM, a través de la Dirección General de Divulgación de las Humanidades y la Coordinación del Programa Institucional de Tutoría de la FP, es el Diccionario de las Emociones, donde de forma amena y accesible se explican.
En el documento se define a la alegría como una de nuestras emociones básicas, que se refiere a la reacción de satisfacción o gozo que se tiene después de un logro propio o ajeno; incluso si se considera que la realidad en la que se vive coincide con lo que se desea, puede ser un estado constante en la vida de las personas.