• 24 noviembre, 2024 9:37 am

SE REQUIERE RECONSTRUIR EL TEJIDO SOCIAL COMUNITARIO.

porRedacción

Mar 8, 2023

Parte de los conflictos que se viven en el mundo tienen que ver con la erosión del tejido social, el cual se debe a múltiples problemáticas económicas, sociales y culturales que obligan a revisar la política de los estados nacionales y la cooperación internacional en la materia, así como el papel de la sociedad civil, de las instituciones y organizaciones, afirmó el secretario General de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas.

De ahí la importancia de que la academia genere reflexión en torno a la reconstrucción del tejido social y la cultura de paz, y que se fortalezca la riqueza de la propia Universidad mediante el diálogo interdisciplinario en torno a los desafíos del mundo contemporáneo, agregó.

Durante el Seminario Permanente de las Ciencias Sociales 2023, Reflexiones del Mundo Contemporáneo: Reconstrucción del Tejido Social y la Cultura de Paz, felicitó la iniciativa del Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales (CAACS) por organizar (junto con los Comités Académicos de Carrera) esta actividad académica.

A su vez, la coordinadora del CAACS, Leticia Cano Soriano, señaló: en realidades sociales como la de México, el tejido social comunitario ha sido lastimado, se vive su ruptura, por lo que es fundamental repararlo, reconstruirlo y armonizarlo con el bienestar individual y colectivo.

El escenario social que priva no tiene los mejores alicientes o resultados en materia de bienestar. “Ese rompimiento está enmarcado en dimensiones diversas como la desigualdad, la pobreza y las violencias que, en esta época tan dura de pandemia, se han exacerbado”.

Los datos oficiales dan cuenta de que la violencia psicológica es la que presenta la mayor prevalencia; por ello, aclaró, iniciamos el Seminario con el tema de salud mental comunitaria, fundamental para la sociedad, las familias y los grupos en situación de alta vulnerabilidad social.

El impacto de la pandemia y los escenarios que vivimos, enfatizó Cano Soriano, revelan nuevas y complejas problemáticas que han debilitado el tejido social comunitario y la paz que todas las comunidades merecen tener para vivir en armonía, en ámbitos de colaboración colectiva, donde se puedan construir proyectos de vida conjuntos y que ello implique fortalecer a la ciudadanía en la toma de decisiones.

La emergencia sanitaria ha traído consecuencias en la salud mental, miedos, pérdidas de familiares, sufrimiento, aislamiento, cambios emocionales y afectivos. Por ello era de suma relevancia dedicar este Seminario a analizar, proponer y configurar mejores escenarios, explicó Cano Soriano.

En la conferencia magistral Salud Mental Comunitaria, la directora de la Facultad de Psicología (FP), María Elena Medina-Mora Icaza, recalcó que la enfermedad mental no se limita a trastornos graves; el malestar puede manifestarse en un continuo, prevenirse, y es asunto de todos.

Durante la pandemia se registra una sobremortalidad (43 por ciento más de las esperadas en 2020 y 47 por ciento en 2021); las enfermedades mentales y suicidio que comenzaron con 9.64 por ciento en 2020, subieron a 13.42 en 2021, apuntó.

Entre las secuelas, prosiguió, se encuentra el llamado COVID prolongado, relacionado con padecimientos crónicos -como problemas respiratorios- y en el caso de las enfermedades mentales incluye pérdidas cognitivas, detalló la experta.

Estudios señalan que, independientemente de que las personas fueron hospitalizadas e intubadas, o no, tienen esas pérdidas en diferente nivel de gravedad y continúan después de un año. En algunos casos, sobre todo de personas internadas, se presentaron síntomas graves de psicosis o delirios, mientras que en sus familias se incrementaron los niveles de ansiedad, depresión y estrés postraumático.

Medina-Mora recordó que ocho de cada 10 personas que murieron por la emergencia sanitaria tenían desventaja económica y carencia de servicios, además de menos escolaridad.

La crisis económica produjo una reducción del crecimiento que se había logrado y, de acuerdo con un estudio realizado a principios de la pandemia por la Facultad de Medicina, de marzo a junio de 2020, de los estudiantes que solicitaron ayuda de emergencia, 67.4 por ciento tenían problemas económicos en la familia y uso problemático del alcohol, contra 32.6 de quienes no presentaban dificultades económicas. También aumentó el riesgo de ideación suicida e intento de suicidio, abundó.

La intervención en la comunidad es fundamental y su meta debe ser promover el bienestar, que es la percepción de sentirse bien acerca de uno mismo, mantener relaciones enriquecedoras y estar convencidos de que se puede desempeñar un papel productivo y relevante, al tiempo que se es capaz de hacer frente a los elementos estresantes de la vida.

En colaboración con la Dirección General de Atención a la Comunidad, en la FP se desarrolló una plataforma tecnológica que permitió llegar a numerosas personas. Tan sólo en la UNAM fueron 38 mil 769 quienes recibieron atención. Mediante el programa Héroes Universitarios se capacita para brindar consejería y apoyo a la comunidad, externó la directora.