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FIESTAS ROMANAS Y TRADICIONES PREHISPÁNICAS SE CONJUGAN EN EL DÍA DE LA CANDELARIA.

porRedacción

Ene 31, 2022

En México y en otros países católicos, el 2 de febrero se celebra el Día de la Candelaria, una fiesta popular de carácter religioso y cultural. En nuestro país también tiene elementos de origen prehispánico, por el tipo de alimentos que se consumen.

La festividad se relaciona con el Día de los Reyes Magos (6 de enero), fecha en la cual se parte la rosca y quienes encuentran dentro del pan al “niño Dios” deben ofrecer tamales el día en que lo llevan a bendecir.

Lo anterior, de acuerdo con la emérita del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), Gisela von Wobeser, quien asegura que se trata de una de las fiestas populares más importantes del catolicismo que se festeja en toda la cristiandad, tanto en Oriente como en la iglesia romana de Occidente, y en la que convergen tres grandes motivos por los que se celebra esta fecha hasta nuestros días:

El recuerdo del pasaje bíblico de la presentación del niño Dios en el templo de Jerusalén, que ocurre 40 días después de su nacimiento acontecido el 24 de diciembre; la purificación de la Virgen María después del parto y su veneración en la advocación de Virgen de La Candelaria.

La especialista en Historia Colonial explica que el vocablo candelaria proviene de candela, cuya definición es vela, por tanto, su connotación está relacionada con la luz, la cual dentro del cristianismo tiene un significado simbólico importante: “siempre se le ha asociado al cielo, a lo divino. Por lo que en el arte plástico a los santos se les representa con una aureola de luz”.

En la actualidad estas costumbres tienen gran significado en la vertiente religiosa. En México una cantidad importante de personas practican la religión católica, incluso hay quienes, sin ser asiduos asistentes a misa, comparten creencias religiosas y, por ende, le atribuyen al niño Dios bendecido el 2 de febrero, ciertas características milagrosas de consuelo.

Además, “muchas de nuestras festividades tienen un ingrediente costumbrista y muchos, sin ser creyentes, comparten aquellas fiestas tradicionales como la Navidad, la celebración del Día de Muertos y, por supuesto, la fiesta de La Candelaria”, enfatiza.

La autora del libro “Orígenes del culto a nuestra señora de Guadalupe, 1521-1688”, recuerda que este festejo inició en la iglesia oriental con el nombre del Encuentro y se extendió a Occidente, “como muchas de nuestras celebraciones y cultos católicos, y se fusionó en el siglo VI con la fiesta romana de las Lupercales (antigua fiesta pastoral que se celebraba para evitar los malos espíritus, purificar la ciudad, liberar la salud y la fertilidad), donde se hacía una procesión con candelas”.

Comenta que la advocación de la Virgen María como Nuestra Señora de la Candelaria surgió en las Islas Canarias, en Tenerife donde, según la leyenda, en 1392, 100 años antes del descubrimiento de América, unos pastores encontraron en el campo la figura de una imagen –de aproximadamente un metro de altura– que cargaba al niño Dios en un brazo y en la mano contraria una vela.

Entonces se le identificó como la Virgen de La Candelaria, quien se constituyó en la patrona del lugar y hoy es muy festejada. Con la llegada de los conquistadores y colonizadores a América, los frailes evangelizadores implantaron esta devoción en numerosos países latinoamericanos, donde actualmente se celebra mediante procesiones con velas encendidas como parte de sus tradiciones y costumbres.