A fin de perpetuar su memoria y atesorar su legado, la UNAM recibió el acervo del ingeniero Heberto Castillo Martínez, figura gigantesca en la protesta política contra el autoritarismo y en la defensa de la libertad de disentir y expresar opiniones, afirmó el rector Enrique Graue Wiechers.
Al encabezar la ceremonia de entrega-recepción del legado por parte de sus familiares, el rector agradeció la donación que se integra al Archivo Histórico de la Universidad, en donde se le catalogará, resguardará y pondrá a disposición de especialistas y estudiosos de nuestra historia y aspiraciones.
“Con este acervo que hoy recibimos, en esta que fue su casa, se mantendrá viva la influencia, el pensamiento y creatividad del ingeniero Heberto Castillo Martínez”, destacó el rector acompañado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, presidente de la Fundación para la Democracia Alternativa y Debate; y de Javier Castillo Juárez, hijo del ingeniero Heberto Castillo.
Graue Wiechers agradeció la presencia de Cárdenas Solórzano quien fue muy cercano al ingeniero Castillo y expresó: “juntos representan, probablemente, lo mejor de la democracia nacional”.
En su oportunidad, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano compartió que hace unos años se reunió con Teresa, esposa del ingeniero Castillo y con sus hijos, quienes le expresaron su interés por depositar en alguna institución estos archivos, a fin de que continúen siendo útiles al país y decidieron que el mejor sitio era la Universidad Nacional.
“Todos estos libros, documentos, manuscritos van a servir a muchos estudiantes e investigadores para seguir trabajando tanto en las luchas de orden político que libró Heberto por nuestra soberanía, por nuestra democracia, como para aquellas realizaciones de orden técnico y científico que pudo llevar a la práctica en proyectos importantes en nuestro país”, recalcó.
El rector Enrique Graue signó el documento de la donación y recibió simbólicamente artículos periodísticos de Heberto Castillo de manos del arquitecto Javier Castillo Juárez, quien compartió anécdotas de su padre, que decía que había dado clases en cuatro universidades: la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, el Colegio Militar y “honrosamente, en Lecumberri”.
Subrayó que el comité de base principal que tuvo su padre fue su familia y, en especial, su esposa quien fue muy valiente y siempre lo apoyó, más en el año 1968, cuando estuvo escondido en varias casas y no quiso salir del país. Asimismo, manifestó su agradecimiento a la familia Cárdenas porque siempre los ayudó, sobre todo, en ese año conflictivo.