En el marco del convenio suscrito el mes pasado, entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Sociedad Histórica de Arizona y la Diócesis de Nogales, el día de hoy se realizó el acto oficial de entrega de dos bienes culturales a México: una pila bautismal y su aspersor de agua bendita, del siglo XVIII, pertenecientes a la Misión de Caborca, Sonora.
Sobre el particular, la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, señaló que “El retorno de la pila bautismal acredita los esfuerzos de la presidencia por el reconocimiento y valoración del patrimonio cultural de México, por lo que las instituciones y organismos presentes en esta jornada, refrendan su compromiso por seguir impulsando la conservación y divulgación del patrimonio cultural de México y de Estados Unidos”.
Por su parte, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, refirió que “la pila bautismal forma parte de la gran historia de las Misiones de la Pimería Alta, a las que pertenece Caborca; y aseguró que, tras esta entrega a México, a la Misión de Caborca, actualmente Templo de la Purísima Concepción, la pieza será exhibida al público guardando en todo momento los protocolos de seguridad y salud”.
La entrega oficial de estos bienes a nuestro país se llevó a cabo en un acto celebrado en el Consulado de Tucson, Arizona, en Estados Unidos, en la que participaron el director administrativo de la Sociedad Histórica de Arizona, Bill Ponder; el coordinador nacional de Museos y Exposiciones del INAH, Juan Manuel Garibay López; el director del Centro INAH Sonora, José Luis Perea González, y el cónsul general de México en Tucson, Rafael Barceló Durazo, como garante de esta entrega.
“Es una relación indisoluble la de Arizona con México”, declaró el cónsul Rafael Barceló, al evocar cómo el propio territorio de Arizona y del norte de nuestro país, ha favorecido durante milenios un constante proceso de adaptación humana “y de intercambio de prácticas culturales, mismo que ha creado una relación bilateral intensa”.
En representación de las autoridades de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, y del INAH, José Luis Perea González y Juan Manuel Garibay, titulares del Centro INAH Sonora y de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones, respectivamente, agradecieron las gestiones que hicieron posible la devolución de esta pieza patrimonial a México.
“La memoria y la identidad de una región entera habita en bienes patrimoniales como este”, declaró Juan Manuel Garibay, quien también destacó el precedente de diálogo que esta repatriación tendrá para el INAH y la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México, con respecto a la Sociedad Histórica de Arizona.
Durante la conferencia, misma que también sumó la participación de Linda Whitaker, integrante de la mesa directiva de la Sociedad Histórica de Arizona, se explicó que la pila corresponde a una pieza bautismal fabricada en el siglo XVIII, forjada en cobre, ovalada, con diseño multilobulado en floriforme, está grabada y pintada a mano en rojo y blanco, con motivos diversos de pétalos verdes y naranjas; contiene una tapa y un cerrojo de hierro remachado en forma de lágrima, cuyo uso principal se dio en el siglo XIX, como receptáculo de agua bendita en la antigua Misión de Caborca.
El otro bien cultural, complemento de la pila, es un aspersor de agua bendita, fabricado en cobre en el siglo XIX, con un asa para facilitar su uso dentro de las actividades que realizaban los clérigos; también fue labrado a mano.
Durante la recepción de ambas piezas, se destacó la importancia de la colaboración entre México y Estados Unidos en la preservación del patrimonio cultural compartido, como es el caso de las misiones de la Pimería Alta, las cuales representan un vasto patrimonio conformado por su arquitectura, órdenes religiosas, documentación histórica, expresiones estéticas, tradiciones indígenas y culturales. Estas misiones se encuentran en Arizona y Sonora, y han sido motivo de múltiples estudios y proyectos arqueológicos, arquitectónicos, antropológicos y de restauración.
Esta gran región fue explorada por el misionero jesuita Eusebio Francisco Kino, en ella levantó, entre 1689 y los primeros años de 1700, más de 20 edificaciones misionales con mano de obra indígena, mismas que tras la expulsión de la Compañía de Jesús del Imperio español, por el rey Carlos III, en 1767, fueron acogidas por la orden de los franciscanos, hasta el siglo XIX.
Arizona y Sonora no solo comparten una frontera, donde existe un vasto patrimonio prehistórico, prehispánico e histórico, sino también una herencia patrimonial y, con ello, la responsabilidad de preservarla con la participación de sus poblaciones respectivas.
Cabe mencionar que también se llevará a cabo una recepción formal de las piezas en Caborca, Sonora, donde el Ayuntamiento de Caborca y el Patronato del Templo de la Purísima Concepción se sumarán a las actividades de divulgación y reconocimiento de esta riqueza patrimonial, para el conocimiento y disfrute de la población caborquense.
La importancia de los bienes culturales religiosos en los templos misionales de la Pimería Alta, así como el trabajo realizado para su protección y preservación por parte del INAH, en coordinación con otros organismos de la sociedad civil y autoridades eclesiales, se presentará en la mesa virtual “Las misiones del padre Kino y sus bienes culturales”, el 27 de agosto, a las 11:30 horas, donde participarán especialistas del INAH y representantes de la Iglesia.