Atiendan sus vínculos sociales, hay que reflexionar sobre cómo nos relacionamos con las demás personas y cómo ellas lo hacen con nosotros, porque ese elemento es clave para hablar de felicidad y de satisfacción personal, recomendó Erika Rivero Espinosa, investigadora del Laboratorio de la Felicidad, ubicado en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), de la UNAM.
Explicó que felicidad es un concepto complejo, que abarca diversas vertientes y se ha definido desde disciplinas como la psicología o la sociología. También es importante preguntarnos ¿cómo me vinculo conmigo mismo?, ¿cómo me cuido?, ¿cómo tengo autocuidado?, ¿cómo me hablo?, ya que ello puede derivar en bienestar o en malestar.
A partir de 2018 la Universidad Nacional cuenta con dicho Laboratorio donde se llevan a cabo estudios para explorar cómo se construyen situaciones de bienestar en los estudiantes, docentes y padres de familia, mediante el reconocimiento del valor de la convivencia.
En ese espacio, la universitaria trabaja con un grupo de colegas y aborda el tema a partir de distintos enfoques. “En mi caso, desde la promoción de la convivencia y ámbitos formativos, que es mi línea de investigación”. Además de exposiciones, también laboramos en un libro colectivo con el tópico bienestar, anunció Rivero Espinosa
Estamos inmersos en una cultura del maltrato, violencias, infelicidad, desigualdades sociales; se trata de una problemática compleja, por lo que uno de los objetivos que tenemos es verlo del otro lado, es decir, desde la parte constructiva, propositiva.
En este contexto sugirió: para mí, la felicidad es un símil con el primer concepto, con distintas dimensiones: personales, relacionales, pero también sociales y culturales”.
Durante una emisión radiofónica coproducida por la Escuela Nacional de Trabajo Social y Radio UNAM, expuso que las vinculaciones afectivas son uno de los elementos prioritarios para la tranquilidad y la felicidad, pero no solo con las demás personas, sino con uno mismo.
“Lo que no podemos es quedarnos con una idea de la felicidad en términos personales o individuales. Es importante tener una concepción de bienestar desde la igualdad y la justicia social”, recalcó la académica.
Es un proceso de todos los días, continuó, que debemos trabajar en nuestras interacciones. “Si hablamos de vinculaciones que me procuran un buen trato, seguramente me voy a sentir mejor, cuidada, apoyada, escuchada y voy a tener una red de personas que se preocupan por mí”, ejemplificó Rivero Espinosa.
Cada persona construye la suya al estar en armonía y experimentar situaciones placenteras que le dan sentido a su vida, apuntó. Vincula emociones positivas que también son útiles para manejar el estrés, la depresión, afrontar las situaciones difíciles y mantener lazos sociales y laborales.
Quien más genera convivencia tiene mejores oportunidades para que florezca; si son tratos que se dan a partir del respeto, la confianza y el reconocimiento, basadas en la inclusión y la dignidad humana, tendremos mayor satisfacción, afirmó.