• 19 abril, 2025 1:52 am

EXCLUSIÓN DE PEQUEÑOS PRODUCTORES EN LAS DENOMINACIONES DE ORIGEN EN MÉXICO.

porRedacción

Abr 17, 2025

México tiene 18 denominaciones de origen (DO) o productos originarios de una región geográfica del país que los designa, cuya calidad es formidable y tienen gran importancia económica, señaló Jessica Tolentino Martínez, académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

Esa relevancia se mide por su producción, exportaciones, valor agregado y diversificación. La exclusiva lista incluye artículos artesanales, como la talavera de Puebla y Tlaxcala, y el olinalá, una técnica de laqueado originaria del pueblo del mismo nombre, en el estado de Guerrero; así como una resina: el ámbar de Chiapas. También agroalimentarios como el café pluma de Oaxaca, el cacao Grijalva o el arroz Morelos, explicó la experta.

La mayoría de las DO, detalló la universitaria, corresponde a bebidas espirituosas, es decir, aquellas con contenido alcohólico procedentes de la destilación de materias primas agrícolas.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, gran parte de ellas de importancia en el extranjero son elaboradas con agave, con el cual se obtiene el bacanora, de Sonora; el tequila, de Jalisco; el mezcal, típico de Oaxaca; y la raicilla, de Jalisco y Nayarit, a las cuales se suma el sotol, a partir de una especie de maguey endémica de Durango, Chihuahua y Coahuila.

Tan solo en los dos primeros meses de 2025 se exportaron a 147 países, en especial a Estados Unidos, 75.6 millones de litros de tequila y tequila 100 por ciento de agave, que superan a los 59.8 millones de litros en el mismo periodo pero de 2024, de acuerdo con el Consejo Regulador de esa bebida.

Sin embargo, alertó Tolentino Martínez, detrás de esas mercancías “orgullo de México”, no todo es “color de rosa”: hay afectaciones al medio ambiente y explotación de pequeños productores, incapaces de conseguir el sello de “denominación de origen” y por esa causa no obtienen las ganancias que consiguen las grandes empresas.

Las cifras de exportación revelan la vinculación entre “grandes productores y grandes intereses”, mientras que el desarrollo local, de las pequeñas compañías, es marginal. Un hecho documentado es el del tequila, que se elabora de manera artesanal y se compra para ser envasado y revendido por las principales marcas.

Pros y contras

Un producto con DO cuenta con ventajas: la principal es la visibilización internacional. Se trata de un escaparate. El caso más emblemático es esa bebida de Jalisco mundialmente conocida, y recientemente el mezcal que se puso de moda en los últimos años. Otros, dependiendo las marcas, logran colocarse en nichos gourmet, como el arroz Morelos.

Cuando el comprador tiene un artículo con sello de denominación de origen sabe que adquiere una calidad formidable, óptima, que está consumiendo tradición, saberes de sus creadores, valor extra, recalcó Tolentino Martínez.

A pesar de que el patrimonio cultural y biológico de México es amplio, el país solo cuenta con 18 DO porque cuesta trabajo conseguirlas y es un proceso largo, reconoció la entrevistada. La entidad encargada de designarlas es el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

Esa instancia verifica que se cumpla con características únicas o calidad especial, las cuales derivan exclusivamente de factores naturales y humanos, así como tratarse de un producto identificado o designado con el nombre del lugar en que se elabora. “Una denominación de origen tiene detrás procesos productivos y territorios específicos”.

Además, se requieren consejos reguladores los cuales avalen que los procesos se lleven a cabo de la manera en que artesanal y ancestralmente se han realizado, así como el cumplimiento de normas oficiales. Los que se apeguen a ello son los que pueden ostentar el sello de certificación DO.

Quienes han producido toda su vida de manera tradicional resultan opacados por los grandes productores, quienes son capaces de satisfacer las normas y llevar a cabo ese proceso de designación que a veces termina siendo coercitivo, acotó Jessica Tolentino.

Tampoco es fácil el funcionamiento de una DO; tenemos algunas avaladas por el IMPI pero que no cuentan con consejos reguladores funcionando, como es el caso de la talavera, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI y que en su manufactura tradicional incluía plomo.

Conseguir una indicación geográfica, que protege a productos agroalimentarios y manufacturados, y que también emite dicho Instituto, es más sencillo; algunos ejemplos son el quesillo de Reyes Etla, o la cajeta de Celaya. Junto con las DO, son reconocidas por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que en 1958 propuso el Arreglo de Lisboa, el marco mundial en el cual se registran esas designaciones.

Hemos identificado, refirió la socióloga y doctora en geografía, que tanto las DO, como las indicaciones geográficas generalmente son solicitadas por los gobiernos de los estados, las cámaras industriales y hasta por un empresario en solitario y, en menor medida, por organizaciones de artesanos, porque además el costo que implica llevar a cabo todo el trámite es caro.

Una vez más, los pequeños productores en ocasiones terminan siendo solo “proveedores de materia prima”. De ese modo, para ellos las marcas colectivas son la opción, las cuales les permiten agruparse en las diversas regiones y con las que pueden potenciar sus capacidades, así como aprovechar sus saberes y hasta la carga nostálgica en los clientes, que encuentran en sus creaciones una hechura casera.

Además, tienen la posibilidad de enfrentar las implicaciones de los monocultivos y su extensión en superficies territoriales cada vez mayores, a fin de atender la demanda del mercado global. Recuperar prácticas ancestrales, tradicionales, orgánicas, que se dejan de hacer para producir cada vez más rápido, es una de sus ventajas.

Tolentino Martínez sugirió que sea un organismo especializado el encargado de otorgar las designaciones y ser una especie de consejo regulador nacional de las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas.