Ante los cambios profundos que ha traído la globalización económica y tecnológica, que ha invisibilizado las fronteras en diversos ámbitos, es necesario que los países se replanteen el concepto de soberanía nacional para aceptar y transitar hacia la toma de decisiones comunes a nivel mundial, aseguró Josep Colomer, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Georgetown.
Al dictar la conferencia magistral “Política, Gobierno y Democracia en el Siglo XXI”, en el Primer Coloquio Internacional: La Humanidad Amenazada, ¿Quién se hace cargo del futuro?, el académico afirmó que actualmente existe un desgaste de la democracia como la conocemos, a causa de la globalización, por lo que pensar en el futuro implica replantearse las formas de gobierno y las determinaciones.
La salida a ello, indicó, es “que haya múltiples formas de gobierno a nivel local, estatal, internacional, global; dicho de otro modo, si la democracia está deteriorada por la globalización, la solución es la globalización de la democracia”.
Explicó que la globalización ha ocasionado un deterioro de la gestión pública, ya que hoy en día varios gobiernos no pueden controlar temas como la comunicación a causa de las nuevas tecnologías, porque internet ha traspasado fronteras y eso debe implicar un cambio en la forma de pensar y ejercer el gobierno.
Esta amplificación de herramientas que antes sólo controlaba el Estado, abundó, ha mostrado en los últimos 15 años un deterioro del poder, pues los “gobiernos en turno han perdido la capacidad absoluta de ganar elecciones porque la ciudadanía cuenta con más elementos para exigir resultados a las promesas que se hicieron en su momento hacia el futuro, las cuales han sido incapaces de cumplir”.
Otro aspecto de la crisis de la globalización en la gobernanza, es que no ha habido nuevas democracias durante más de 20 años. Esto, acotó, a pesar de que en el mundo dice que la democracia es ideal, pero en la práctica la realidad es que no se ha avanzado.
“Podríamos decir que hay unos 90 países en democracia, pero hoy en el año 2023, tenemos prácticamente el mismo número que el año 2000, no ha habido progreso; y eso se debe, principalmente, a dos cosas: el mal desempeño de las democracias existentes y las crisis de gobernanza que las hacen menos atractivas, además de que conlleva un costo económico que pocos países quieren asumir”.
Josep Colomer refirió que hoy en día está más vigente que nunca la idea de que “los gobiernos caen cuando fracasan”, lo cual es resultado de que sus expectativas están basadas en los resultados de gobiernos anteriores, esperando que todo continúe bien en el futuro, con nuevos temas en la agenda, pero con temas y problemáticas sociales y culturales que no han sido resueltas por los gobiernos”.
En este sentido, consideró que pensar en el futuro implica inevitablemente repensar la manera de tomar decisiones, lo cual debe estar basado en el multigobierno; es decir, reconocer que se necesitan diversificar las tomas de decisiones a nivel local, estatal, federal, pero sobre todo en el ámbito mundial.
“La globalización es imparable porque es el resultado del cambio tecnológico y, a la vez, desde la ciencia; esto nadie lo puede parar. La alternativa a la globalización son los nacionalismos, los aranceles económicos, las barreras a la migración o incluso los conflictos de fronteras, lo cual estamos viviendo actualmente con el conflicto de Ucrania y Rusia”, recordó.
La conferencia magistral “Política, Gobierno y Democracia en el Siglo XXI” fue moderada por la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Carola García Calderón, quien también coordinó los trabajos de este día, expuso la importancia de reflexionar sobre la complejidad que implica la puesta en marcha de la democracia que no se limitan a los procesos electorales o a las votaciones.
La democracia, resaltó, tiene que consolidarse como forma de gobierno, pero además tiene que ser una forma de vida y para ello es fundamental que cada uno de los actores desempeñen un papel protagónico dentro de ella, desde la ciudadanía, los institutos autónomos, partidos políticos, candidatos independientes y, por supuesto, las instituciones.
“En esta odisea se entrecruzan intereses, poderes y cuestionamientos, solo así se hacen evidentes las series de dificultades que se despliegan para tener un sistema de gobierno democrático que permita la alternancia del poder y la representación en el gobierno de mayorías y minorías”.
García Calderón advirtió que, dentro de las cadenas heredadas del autoritarismo impuesto durante décadas, una de las prácticas que aún persisten, al menos en el contexto mexicano y de muchos países latinoamericanos, es la violencia política en las campañas electorales y la violencia política de género.
“Aún nos falta encontrar los mecanismos para evitar esta situación que vulnera el trabajo realizado por todas y todos para poder llevar adelante la transición de poderes de manera pacífica y, sobre todo, que se respete el voto y la voluntad de las y los ciudadanos”.
Manifestó que para dar respuesta a la pregunta ¿quién se hace cargo del futuro?, no solo basta con hacer un viaje cronológico al pasado sobre los distintos procesos electorales, hay que ir más allá, realizar un análisis de la conformación de los estados nación que permita entender los pensamientos y acontecimientos que rodearon la división de poderes y su ejercicio, la legislación y la forma de llevar a cabo los comicios.
Añadió que en el análisis, también es importante efectuar una revisión de las posibilidades y dificultades que existen frente a nuevos hechos, la revolución digital por ejemplo en todas las áreas de la vida cotidiana, incluyendo el ejercicio de la democracia que se ve inmersa en estos procesos de creciente avance tecnológico.
“Estos mecanismos tecnológicos pueden facilitar, en la medida de lo posible, una competencia electoral, pero también se enfrentan a fenómenos como las noticias falsas, la inmediatez, con que circulan los contenidos los discursos de odio, la polarización e incluso la venta de datos personales”, enfatizó.