Perú tiene una ruta de crisis política permanente en los últimos 20 años, después de la experiencia del Fujimorato o Fujimorismo, que fue compleja; se caracteriza por la fragilidad de la institucionalidad peruana a partir de una corrupción sistémica, nada novedoso desgraciadamente para nuestra región, explicó en entrevista el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Nayar López Castellanos.
El especialista en estudios latinoamericanos comentó que la exigencia de cambios en un país secuestrado por élites políticas llevó a la elección de Pedro Castillo -quien duró solamente 17 meses en el cargo-, un profesor rural cuya candidatura se planeó por algunos grupos de la izquierda, a fin de refundar a la nación a través de una Asamblea Constituyente.
“Sin embargo, las clases políticas tradicionales peruanas y la derecha que controla el Congreso (Castillo ganó la presidencia, pero no la mayoría en el Congreso) desde el primer día de mandato comenzaron a sabotear su gobernabilidad, y en todo momento impidieron que cumpliera las promesas de campaña y el llamado a una Asamblea Constituyente que tiene que pasar por la vía del Congreso”, recordó.
En diciembre inició en el Congreso peruano un proceso de destitución en el contexto de la judicialización de la política, inventando acusaciones de corrupción y traición a la patria. Lo destituyeron el día que Castillo anunció que lo disolvería y gobernaría por decreto, lo que está planteado en la Constitución peruana. “El ejército le dio la espalda y apoyó la destitución por parte del Congreso”, rememoró.
Este contexto explica, en buena medida, los antecedentes de la crisis política que derivó en el encarcelamiento de Pedro Castillo y la imposición de un gobierno transitorio, encabezado por Dina Boluarte Zegarra, que impuso el Congreso, detalló.
Nayar López Castellanos dijo que el mes pasado -con Boluarte en el poder- se vivió una de las crisis más fuertes en Perú, con 50 muertos (49 civiles y un soldado) asesinados por la policía y el ejército por órdenes de la presidenta.
Dina Boluarte era vicepresidenta de Perú en el gobierno de Castillo; la eligió el Congreso y aprovechó su designación para contravenir aquello por lo que fue electa. “Sus promesas de campaña con Castillo se ubican en el otro extremo de lo que está haciendo ahora”, consideró.
López Castellanos destacó que las protestas convocadas para el jueves 19 de enero en Perú plantean un paro nacional, que se prepara con una serie de marchas y caravanas masivas que se dirigirán a Lima, la capital.
La movilización, llamada Toma de Lima, tiene el objetivo de resquebrajar la estructura institucional actual, la renuncia de la presidenta Boluarte Zegarra, disolver el Congreso, lograr elecciones generales y convocar a una Asamblea Constituyente, acotó el académico.
De acuerdo con el experto, habrá que estar atentos para saber si con este movimiento se reestructura la política peruana o comienzan reacciones de apoyo a la población civil por parte de otras naciones.