Una asignatura para visibilizar la violencia contra las mujeres, que en el semestre 2020-1 era optativa en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, ahora, a partir de la generación 2023, será obligatoria en los sistemas escolarizado y de universidad abierta y a distancia, informó la directora de esa entidad académica, Carola García Calderón.
“Con este tipo de acciones el propósito es que todas y todos nuestros estudiantes reciban una educación con perspectiva de género como parte de su formación. Esto es fundamental, porque tanto hombres como mujeres tenemos que identificar patrones violentos y dar a los estudiantes herramientas para dejar de reproducir ciertas conductas y generar una cultura de respeto”, dijo.
Al inaugurar en el auditorio Pablo González Casanova de la FCPyS el programa de actividades de esta Facultad con motivo del 25N +16 días de activismo, García Calderón destacó: la educación es un elemento primordial para cambiar nuestras percepciones sociales. Aunque el problema no es exclusivo de México, nuestra sociedad es machista, con roles tradicionales que educan a las niñas para aprender a cocina, jugar con muñecas y ser sumisas.
“El machismo se va generando en las familias y llega a hombres y mujeres, que lo replican unos y lo toleran otras con normalidad. Pero las mujeres tenemos las mismas capacidades y autonomía que los hombres, los mismos derechos políticos e inteligencia”, aseguró.
García Calderón reconoció que falta camino por recorrer, y que en la Universidad debemos erradicar todas las formas de violencia en una comunidad que es muy diversa. Aunque vamos en la línea de educar a mujeres y hombres hacia la igualdad, son procesos largos, como lo muestra el derecho de ellas a votar y ser votadas, que se logró en México en 1953.
En su oportunidad, Alejandra González Bazúa, de la Coordinación de Seguimiento y Evaluación del Área Interdisciplinaria de la FCPyS, recordó que el 25 de noviembre se instituyó en homenaje a las luchadoras sociales Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, tres hermanas dominicanas que lucharon contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, y fueron asesinadas bajo sus órdenes el 25 de noviembre de 1960. En un guiño a las también llamadas “mariposas”, el color naranja las recuerda en esta lucha por la no violencia contra las mujeres.
Para González Bazúa, la violencia contra ellas es un obstáculo para el desarrollo. Si hoy cambiáramos hacia la igualdad de género, tendríamos nuevas formas de nombrar y categorizar nuevos puntos de vista para ver rasgos y actitudes que hoy tenemos normalizados.
A su vez, la secretaria técnica de la Unidad de Género de dicha Facultad, Mónica Amilpas García, aseveró: la falta de empoderamiento de las mujeres continúa como fuente de desigualdad crítica y aunque hoy existen formas para que lo logren las niñas y las mujeres, ha sido la violencia contra ellas la que ha causado demasiado daño.
La especialista acotó que la violencia de género es un fenómeno global con numerosas aristas por resolver. “Todavía las mujeres ganan menos y muchas tienen espacios restringidos para su desarrollo”. Asimismo se pronunció por mantener espacios académicos y activismo como el 25N en la Universidad, pues son sitios donde las ciencias sociales analizan el tema a partir de diversas ópticas.
El acoso es híbrido
“Ya se enojan hasta porque les dicen ‘bonitas’”, citó Magali Barreto Ávila, especialista en violencia de género y doctorante en Antropología por la UNAM, una de las frases que muestra una modalidad más del acoso que viven las mujeres, en particular en la Ciudad de México, donde -subrayó- más de 96 por ciento lo han padecido.
“Quizá no tenga la gravedad de un feminicidio, pero el acoso callejero es violencia comunitaria, y los varones pueden hacer mucho, incluso entre sus amigos, al no integrarse a las conductas de sus compañeros, al no actuar en ‘manada’, esto es un trabajo cultural, no solo se trata de medidas punitivas, sino educativas”, resaltó.
Durante el conversatorio “Acoso sexual en espacios comunitarios (acoso callejero) ¿Cómo intervenirlo y cómo denunciarlo?”, convocado por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, como parte del “25N. 16 días de activismo contra la violencia de género”, Barreto Ávila dijo:
El acoso en el espacio público es una forma de violencia sexual y es la más común, “con la cual estamos socializadas desde la niñez, la han vuelto cotidiana y normalizada”.
“No se considera un tipo de violencia grave aún, pero puede llegar hasta el feminicidio”, se suscita con frecuencia en el transporte público, con el contacto, los piropos, tocamientos, con mostrar o friccionar los cuerpos, y esto tiene un efecto e implicación cuando las mujeres, sobre todo las más jóvenes, reducen su movilidad en el espacio público, y prefieren no salir”, indicó.
Una de las modalidades recientes en el ámbito público son las fotos con teléfonos celulares, que hasta hace 20 años no existía, por lo que el acoso inicia de manera presencial, pero se expande de manera digital.
“Sabemos que hay grupos de hombres que toman fotografías a mujeres en el transporte y espacio comunes y luego las comparten en páginas dedicadas a eso, por lo que se entrelaza como la nueva realidad del acoso que es híbrido”, explicó.
En el Aula Magna de la FFyL, la también maestra en Antropología Social por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social precisó que actualmente el acoso a mujeres en la capital del país se presenta preponderantemente en el grupo de edad específico de entre 12 a 25 años de edad.
“Esto tiene que ver con que algunos hombres consideran a las más jóvenes como inferiores o de su propiedad, de poder ‘utilizar’ sus cuerpos”, alertó.