Al presidir la ceremonia de investidura Doctor honoris causa a 12 personalidades nacionales y extranjeras, el rector Enrique Graue Wiechers refrendó que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es un espacio del saber y de la razón, de la libertad de pensamiento y de expresión: es un reservorio de la democracia.
Además, colabora en la construcción del andamiaje de una sociedad armónica, en paz y en progreso; de un mundo sustentable sin desigualdades, sin odios, sin intolerancias y libre de violencia.
En el patio del Palacio de Minería, el rector entregó las insignias y distinciones que acreditan como doctores honoris causa a Judith Butler, Manuel Castells Oliván, Joanne Chory, Ingrid Daubechies, María Rosario Dosal Gómez, María-Ángeles Durán Heras, Javier Garciadiego Dantan, Rafael López Castro, Angelina Muñiz-Huberman, Lourival Domingos Possani Postay y Ricardo Rivero Ortega.
Guillermo del Toro fue investido por la coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, Rosa Beltrán Álvarez, en ceremonia previa, efectuada en el Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Los Ángeles.
Todos, aseguró Graue Wiechers, sonuna pléyade de personajes que han sobresalido por su calidad docente, su sed de conocimientos, por sus saberes, sus pesquisas, por su capacidad creadora y por su gran generosidad para compartir.
“A quienes hoy distinguimos, se han caracterizado por una notable trayectoria en la preservación, creación y difusión del conocimiento y de diversas expresiones de la cultura, en beneficio de la educación y del futuro de la humanidad”, expresó el rector, acompañado por la presidenta en turno de la Junta de Gobierno de la UNAM, Gina Zabludovsky Kuper; y del presidente de la Junta de Patronos, Jonathan Davis Arzac.
Tras destacar las aportaciones de los galardonados, que van de la historia a la biología, de las matemáticas a la literatura, del cine a la sociología, del derecho a las artes gráficas, de los estudios de género a la pedagogía y a la lingüística, el rector afirmó que la ceremonia es un homenaje al conocimiento, a las ciencias, a la diversidad y a la creatividad.
“Honor es el poderles distinguir hoy, pues ustedes han enaltecido con sus saberes y aportaciones al ser humano, a las diversas libertades y al futuro de la educación. En la Universidad Nacional Autónoma de México nos llena de júbilo su presencia, porque ustedes son ejemplo de esfuerzo y dedicación, de evolución permanente y de deslumbrante actualidad”, manifestó el rector.
En representación de los doctores honoris causa nacionales, Angelina Muñiz-Huberman subrayó que la UNAM es el compendio de un país, el refugio de la tradición y la modernidad. Es la institución que sale adelante de todos los avatares, que puede proponer lo más novedoso y se enfrenta a lo irracional con la frente en alto; que admite la crítica en aras del progreso y la utiliza para mejorar.
Además, sabe corregir y enderezar el camino y tiene siempre abiertas sus puertas al conocimiento sin miedo y a la investigación sin límites; y tiene en la libertad de cátedra su fundamento imbatible. Además, sabe estrechar la mano de quien es perseguido en su país para acogerlo en su seno.
Así, expresó que ella pertenece a la generación que encontró en la UNAM un lugar donde continuar sus trabajos de investigación, docencia o estudio, a causa de la guerra civil española. “Recibo esta máxima distinción en recuerdo de quienes, exiliados, tuvieron un lugar en todas las especialidades, facultades e institutos de la Universidad, o bien iniciaron sus estudios, como mi generación: la hispanomexicana”.
En nombre de los doctores honoris causa extranjeros, Ricardo Rivero Ortega agradeció el haberlos incorporado al “Alma mater americana por excelencia”, y destacó el papel de la Universidad como “reservorio de la democracia, su lugar salvador, su santuario permanente, el espacio de la reflexión crítica y de la disidencia. También, el lugar del tiempo regalado para la investigación y la creación del conocimiento”.
Los homenajeados, dijo, no ambicionan el poder, sólo aspiran a ser recordados por hacer un poco de bien al mundo y a las demás personas; pues ese es el sentido más auténtico y profundo de la Universidad, la cual debe seguir siendo el espacio del estudio necesario para transformar el entorno, lograr la verdad y justicia esenciales para la humanidad.
Previamente, el secretario General de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, leyó el acta de apertura de la Sesión Extraordinaria del Consejo Universitario del pasado 24 de agosto, en la que se aprobó conferir el grado de doctor honoris causa a los 12 galardonados “por ser personas con méritos excepcionales, que con su obra han contribuido de manera sobresaliente al desarrollo y engrandecimiento de las ciencias, las humanidades, el arte y la cultura, así como al mejoramiento de las condiciones de vida y de bienestar de la humanidad”.
En la ceremonia estuvo también el exrector de esta casa de estudios, José Narro Robles; integrantes de la Junta de Gobierno y directores de escuelas, facultades e institutos de la UNAM, familiares y amigos de los galardonados, representantes de embajadas y académicos y alumnos de esta casa de estudios.