La erupción del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, en Tonga, fue tan potente y única que su estallido dio la vuelta al mundo por más de cinco días seguidos, generando tsunamis en el orbe, lo que ha llevado a expertos a sugerir la inclusión de estas explosiones en la alerta temprana por maremotos.
María Teresa Ramírez-Herrera, especialista del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, junto con sus estudiantes Oswaldo Coca y Víctor Vargas Espinosa, investigaron este fenómeno registrado el 15 de enero de 2022, el cual generó una explosión equivalente a 418 megatoneladas (miles de millones de toneladas) de TNT y ondas de choque (shock waves) que se propagaron por la atmósfera, inclusive llegaron hasta la ionosfera donde se encuentran los satélites alrededor de nuestro planeta.
“Este tipo de erupciones son excepcionales; es decir, ocurren poco, pero sus efectos se propagan a todo el planeta, por eso interesa tanto. Antes, en 1883, ocurrió una erupción similar por los efectos mundiales y fue la del volcán Krakatoa. La erupción del volcán de Tonga ocurrió el 15 de enero, a 9 mil kilómetros de distancia de las costas de México, y le tomó 7:30 horas para observar sus efectos en las costas de nuestro país -en el Pacífico, Golfo de México y el Caribe-”, explicó la académica del Laboratorio de Tsunamis y Paleosismología.
El coloso, precisó la investigadora, había dado evidencias de que se encontraba activo y, de hecho, en el año 1100 registró una erupción grande que impactó al planeta; ahora volvió a provocar perturbaciones marinas –tsunamis–, que llegaron a diversas partes del planeta.
Al revisar los datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), Ramírez-Herrera y sus alumnos encontraron que la onda generada tardó 36 horas en darle una vuelta completa a la Tierra, pero sus posteriores rebotes duraron más de cinco días generando perturbaciones en el agua de los mares.
Las primeras olas gigantes en las costas del Pacífico mexicano llegaron a las 12:35 horas del 15 de enero, de acuerdo con información de la estación mareográfica de Lázaro Cárdenas, Michoacán. Y la altura máxima superó los dos metros en las estaciones de Ensenada (Baja California) y Manzanillo (Colima).
Según los registros, la onda de choque fue la causa de las alteraciones en el mar del Golfo de México y el Caribe. Mientras que las costas del Pacífico mexicano se vieron afectadas por la onda de choque, el tsunami generado por la erupción del volcán y su colapso, precisó.
“Lo que vimos es que primero llegó la onda de presión atmosférica, que viaja a la velocidad del sonido, que llega a las partes altas, lo que es la ionosfera, donde están los satélites, donde la onda se propagó tres veces más rápido que el sonido; y luego la onda que se propaga por el océano, como tsunami”, comentó.