México enfrenta una pendiente negativa en la curva de la producción nacional “y no la hemos podido levantar, aunque ello no significa que el petróleo se acabará el día de mañana o que habrá un agotamiento súbito, esto será gradual”, afirma el especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), Fabio Barbosa Cano.
El experto en temas de hidrocarburos con más de 100 publicaciones en la materia, refiere que la nación mexicana produce, en promedio, 1.600 millones de barriles diarios. Sin embargo, nuestros grandes campos petroleros disminuyen su potencial día con día.
Con motivo del 84 aniversario de la Expropiación Petrolera, que se conmemora el 18 de marzo, el universitario remarca que el futuro del hidrocarburo es incierto.
No obstante, el gobierno federal defiende lo que queda de estos recursos, que representan compras en las regiones en las cuales opera Petróleos Mexicanos (Pemex), además de una derrama económica en la costa del Golfo de México, donde se encuentra la mayor parte de instalaciones petroleras nacionales.
De acuerdo con Barbosa Cano, si bien disminuye la extracción, el Estado continúa recibiendo fondos a pesar que, desde el punto de vista contable, la paraestatal está en quiebra; su activo es menor que su pasivo, es decir, sus deudas son mayores a la suma de sus activos y el capital.
Recalca que, pese al déficit en las finanzas, el actual gobierno, como los anteriores, financia parte de su gasto corriente o de sus inversiones a través del petróleo.
Con base en la última comparecencia del director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, en la Cámara de Diputados, de enero a agosto de 2021 se obtuvieron ingresos totales por 864 mil millones de pesos, recuerda el especialista universitario.
El funcionario federal expuso que de ese total, “se destinaron 123 mil millones de pesos a gastos de operación; 223 mil millones al pago de gasolinas, la mercancía de reventa. Del sobrante –518 mil millones de pesos–, 176 mil millones se tomaron para gastos de inversión, de manera que queda un balance primario, antes de impuesto, de 342 mil millones de pesos”.
Y agrega: “Después de ello, Pemex tiene que pagar impuestos y derechos por 438 mil millones de pesos, es decir, pagarle a la hacienda pública más de lo que tiene en caja, y si a eso se le suma que tiene que pagar 101 mil millones de pesos del servicio de la deuda, queda claro que el problema es la carga impositiva que aún tiene”.
El experto refiere además que en semanas recientes surgió el conflicto entre Rusia y Ucrania, y ante el temor de futura escasez de petróleo los precios del hidrocarburo se elevaron de manera inusitada. Sin embargo, algunos analistas subrayan que el aumento en los ingresos de Pemex, “es un espejismo”.
Si la crisis en Ucrania se prolonga y sobreviene una caída de la oferta mundial, México corre el riesgo de sufrir afectaciones en la operación de las industrias nacionales que dependen de las importaciones de gas natural, alerta Barbosa Cano.
Nuevas opciones
Aunque la tendencia general de la extracción es a la baja, en los últimos cuatro años se descubrió lo que podría ser una nueva cuenca petrolera en el Golfo de México, expone Barbosa Cano.
Se ubica a aproximadamente 60 kilómetros de distancia de las costas de Tabasco, “no en el área denominada Litoral Tabasco, sino en mar profundo, más hacia el norte”. A la fecha, Pemex, que inició la exploración, descubrió ahí tres pozos productores de aceite y gas: Niquita-1, Chamak-1 y Saap-1. Es una zona en aguas de profundidad de 400 a 700 metros, entre el espejo de agua y el lecho marino.
Otros dos pozos de la Corporación Nacional de Hidrocarburos de Italia: Saásken-1 y Sayulita-1. Dos más de la española Repsol: Polok-1 y Chinwol-1; igual número de consorcios donde participan asociadas compañías inglesas y estadounidenses: Zama-1 y sus delimitadores, además de Cholula-1 de Murphy-Sur; asimismo, el Yoti Oeste-1.
Por la cercanía podrían surgir acuerdos de instalaciones de almacenamiento, proceso y transporte comunes, en superficie. Desde luego, nadie habla de un nuevo Cantarell, pero sí es un reciente polo de desarrollo que emerge, abunda Barbosa Cano, también profesor de la Facultad de Ingeniería.
Identidad de los mexicanos
El 18 de marzo de 1938 el entonces presidente de México, Lázaro Cárdenas del Río, expidió el decreto de la Expropiación Petrolera el cual consistió en la apropiación legal del hidrocarburo que explotaban 17 empresas extranjeras, las cuales tenían el control de la industria, a fin de constituirse en propiedad de los mexicanos.
La razón principal de ese embargo fue la constante negativa de las compañías de mejorar las condiciones salariales y laborales de los empleados. Se estableció que el Estado tendría el control total sobre la producción y comercialización del petróleo en territorio nacional, lo que permitió al gobierno federal contar con recursos económicos adicionales a los provenientes de los impuestos, productos, derechos o aprovechamientos.
Horas después de ocurrida la expropiación, la comunidad universitaria, en particular de la Facultad de Ingeniería, tuvo una extraordinaria participación. En ese momento, el entonces rector, Luis Chico Goerne, salió a manifestarse junto a los ciudadanos y acompañado por integrantes de escuelas de la UNAM, recuerda Barbosa Cano.
“Este hecho histórico es parte de la identidad de los mexicanos, un motivo de orgullo que nos define como integrantes de este gran país. Esa hazaña no debemos olvidarla, se ha hecho énfasis en el gran papel que tuvieron los trabajadores en ese proceso”, asevera el experto.
Para Barbosa Cano, la Expropiación Petrolera continúa como “un momento estelar en nuestra historia”; fue una coyuntura en la que la mayoría organizada, bajo el liderazgo del presidente Cárdenas del Río, hizo frente exitosamente al acoso de las grandes potencias internacionales, secularmente en pugna por los recursos naturales de diversos países.
Entonces los trabajadores se integraron a grandes sindicatos de industrias y a federaciones campesinas que se reconstituyeron, como la Confederación Regional Obrera Mexicana que provenía de un proceso de descomposición, los obreros se reagruparon y fortalecieron. Ese fue un componente sin el cual el país no hubiera salido victorioso de un desafío de tal magnitud, afirma el especialista universitario.