En México, de acuerdo con la actualización de la Guía de Práctica Clínica que realizó el Instituto Mexicano del Seguro Social en 2019, las infecciones vaginales afectan de nueve a 545 mujeres por cada 100 mil habitantes, principalmente al grupo de 20 a 24 años de edad que se encuentran en edad productiva y reproductiva.
Se estima que el 75 por ciento de ellas en el mundo tendrán mínimo un episodio de candidosis vulvovaginal en su vida, y 10 por ciento, cuatro por año.
De acuerdo con la investigadora de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Edith Sánchez Paredes, las de tipo bacterianas representan 50 por ciento del total; mientras que las causadas por hongos constituyen de 30 a 35 por ciento de los casos. Se estima que 75 por ciento en el mundo tendrá, mínimo, un episodio de candidosis vulvovaginal en su vida, y 10 por ciento cuatro por año.
Son más frecuentes de lo que se piensa, afectan a personas de todos los niveles económicos y sociales, y son causados por distintos microorganismos como virus, bacterias, hongos y/o parásitos, refirió la especialista.
Aún en el siglo XXI hay quienes tienen inconvenientes para hablar con un médico sobre su intimidad, ya sea por miedo o vergüenza. Las visitas al ginecólogo son escasas porque les resultan incómodas, sobre todo al abordar temas de esta índole.
La candidosis vulvovaginal, precisó, es una enfermedad causada por levaduras oportunistas del género Candida que afectan la mucosa vaginal y la piel vulvar; la especie C. albicans es la responsable de 80 a 90 por ciento de los casos; sin embargo, otras especies como glabrata, krusei, guilliermondii, tropicalis y parapsilosis también pueden causarla. Es considerada como la infección oportunista más frecuente en edad fértil, porque rara vez ocurre antes de esta etapa o posterior a la menopausia.
“Probablemente cuando las mujeres asocian este tipo de infecciones sólo con la parte genital o con las enfermedades de transmisión sexual piensan que serán juzgadas y dejan de acudir al médico; o peor aún, se automedican, provocando que éstas se compliquen más. Sin embargo, Candida spp no solamente se encuentra en el tracto vaginal, también en las mucosas de la boca, el tracto digestivo y hasta en los pulmones”, subrayó.
La también integrante del Departamento de Microbiología y Parasitología indicó que forma parte del microbioma de la piel y de las mucosas del ser humano, cumpliendo una función fisiológica al estar asociada con otras bacterias y hongos para desempeñar funciones vitales para la homeostasis (autorregulación) del tracto genital.
“Cuando las mujeres están sanas no hay ningún problema con esta levadura, porque puede vivir de manera armónica; pero puede proliferar su crecimiento cuando se usan antibióticos de amplio espectro, están inmunológicamente debilitadas, tienen cambios de pH vaginal, desórdenes hormonales y/o diabetes mellitus. Las causas de la Candidosis vulvovaginal son complejas y multifactoriales”, detalló.
Se han reportado casos de candidosis invasiva (otra forma clínica) en pacientes con la COVID-19, sobretodo en ingresados en las unidades de terapia intensiva, que requirieren ventiladores mecánicos, con catéteres y con multitratamientos antivirales y/o de antibióticos, lo que puede contribuir a que disminuya su respuesta inmune y Candida se comporte como oportunista, afectando diversos órganos como pulmones, corazón y/o aparato digestivo, precisó Sánchez Paredes.
Tratamiento y prevención
La experta aseguró que Candida puede ocurrir semanas previas a la menstruación, provoca ardor, comezón, dolor vaginal, presencia de flujo vaginal y malestar al tener relaciones sexuales o al orinar.
En caso de que no se atienda a tiempo se puede volver un proceso crónico, los síntomas se incrementan y de no apegarse de manera adecuada a los tratamientos recomendados por el médico, es posible que se generen cepas resistentes a los antifúngicos. Particularmente, cuando la Candidosis vulvovaginal no es tratada, puede complicarse en enfermedad inflamatoria pélvica, embarazo ectópico, absceso pélvico, aborto espontáneo y trastornos menstruales.
El manejo médico depende de la severidad de los síntomas y de la recurrencia de las infecciones, pero básicamente se lleva a cabo a través de medicamentos con base en cremas o grageas; en algunas ocasiones se realizan pruebas de sensibilidad, en las que se cultivan colonias de Candida spp y se enfrentan a varios antifúngicos para saber cuál es el que inhibe el crecimiento del hongo.
“Para su tratamiento está en investigación una alternativa más, una vacuna para la Candidosis vulvovaginal recurrente, una alternativa basada en moléculas de hongos consideradas factores de virulencia y que le confieren su capacidad de patógeno a la levadura. Se han estudiado dos en específico, pero solamente una ha pasado a la Fase 2”, subrayó.
Como medida preventiva, añadió, es importante usar ropa interior de algodón, evitar las prendas apretadas, no automedicarse y cuando se presente alguna molestia acudir al médico quien determinará qué estudio de laboratorio realizar en cada paciente para establecer de qué se trata, ya que en ocasiones se presenta por otros factores, como el uso de ciertos jabones, la humedad y el calor.