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AGRESIONES CONTRA ELLAS, PRÁCTICA NORMALIZADA Y ARRAIGADA EN LA SOCIEDAD.

porRedacción

Nov 29, 2021

Las agresiones contra las mujeres es una práctica que se ha normalizado y arraigado en la sociedad, además que de que se ven obligadas a migrar con las afectaciones que conlleva en lo individual, actualmente la violencia también se presenta a través de los medios digitales, coincidieron en señalar expertos universitarios y de instituciones de educación superior de México y América Latina.

Al participar en el taller “Ni un machismo cotidiano más”, en conmemoración por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el director de la Facultad de Ingeniería (FI), Carlos Agustín Escalante Sandoval, afirmó que la Universidad Nacional asume una política de tolerancia cero frente a las vejaciones y reitera la voluntad de atender las demandas de su comunidad ligadas a esta problemática, que atenta contra los derechos humanos.

Dijo que la entidad a su cargo declara inadmisible este fenómeno y de cualquier tipo, porque comprometen la sana convivencia de su comunidad, por eso se actúa para erradicarla, a fin de favorecer la integración, inclusión, pluralidad y libertad de acción.

En congruencia con esta visión, con ánimo participativo, se perfeccionan los mecanismos y protocolo de atención, acompañamiento y seguimiento de estos casos, acotó.

A su vez, el comunicador José Alfredo Cruz Lugo expuso la diferencia entre violencia y agresividad: los humanos nacemos con una condición inherente que puede asociarse a ésta última; la necesitamos como un motor de vida, incluso se le asocia a mecanismos resilientes; la primera es una decisión y “si hay alguien que puede pararla, es quien la ejerce”.

El también exco-coordinador de la Red Latinoamericana de Masculinidades MenEngage, explicó que la violencia que se lleva a cabo es selectiva. Es decir, “yo elijo dónde y a quién violentar; no busco quién me la hizo, sino quién me la paga”.

Es común que los varones asocien una emoción, el enojo, al ejercicio de sus agresiones. Se trata de un sentimiento legítimo, necesario, lo mismo que la felicidad, el amor o la tristeza. El problema es cuando yo violento con base en ella, y así trato de justificarla, puntualizó.