De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), 95 por ciento de nuestra alimentación se produce de forma directa o indirecta en los suelos y para satisfacer las necesidades de la población mundial se usan fertilizantes químicos de forma indiscriminada, lo que ocasiona repercusiones en el medio ambiente y la salud humana.
Algunas enfermedades asociadas con esta práctica son: la celiaquía, bocio, hipertensión y malformaciones de nacimiento, así como diversos tipos de cáncer. Por lo anterior, cobra importancia la innovación de sustancias que no impliquen riesgos a la salud y cumplan los objetivos de productividad y nutrición.
A fin de ofrecer soluciones sustentables a las problemáticas de la agricultura y la seguridad alimentaria, Martha Elena Domínguez Hernández, adscrita al Departamento de Ciencias Agrícolas de la FES Cuautitlán, desarrolla la línea de investigación “Sustentabilidad, circularidad y seguridad alimentaria en agroecosistemas”, la cual incluye la elaboración de fertilizantes orgánicos como una práctica agroecológica.
El objetivo es evaluar, mediante indicadores de sustentabilidad, el efecto de éstas, a fin de emplearlas en el mejoramiento de los agroecosistemas, por lo que, además de producir abono de nejayote y estiércol, realiza estudios con cultivos de cobertura (estas plantas cubren los suelos reduciendo la erosión, regulan el contenido de humedad y atraen polinizadores, entre otros beneficios).