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AUMENTA EL NÚMERO DE CASOS DE MUJERES JÓVENES CON CÁNCER CERVICOUTERINO.

porRedacción

Ago 10, 2021

El cáncer cervicouterino se desarrolla cada vez más en mujeres de menor edad. “Antes considerábamos que las de 40 años o más iban a presentar cáncer invasor, y ahora lo estamos teniendo en alrededor de 50 por ciento de los casos, entre las de 25 a 35 años”, alerta Gilberto Nicolás Solorza Luna, académico de la División de Estudios de Posgrado, en la subespecialidad de Ginecología Oncológica, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

El virus de papiloma humano (VPH) y el cáncer cervicouterino son padecimientos de alto impacto a nivel global. De acuerdo con organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 80 por ciento de la población con vida sexual activa podría adquirir el virus, señala César Torres Cruz, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM.

En 2018, según datos de la Secretaría de Salud de nuestro país, este padecimiento representó la primera causa de muerte en mujeres de 25 a 34 años de edad, y la segunda (después del cáncer de mama) en las de 35 a 64 años, asegura el universitario durante el Seminario Permanente de Género en Salud.

Al continuar, Nicolás Solorza Luna, también médico cirujano oncólogo en el Instituto Nacional de Cancerología (INCan), considera que la presencia de este padecimiento podría deberse al inicio de la vida sexual a más temprana edad y con múltiples compañeros sexuales; “eso, combinado, podría estar dando como resultado que el cáncer cervicouterino se esté dando en esas edades”.

En 2018, tan sólo en el INCan, se atendieron 370 casos; en 2019, 375. Además de esa institución, a la cual asisten pacientes de la Ciudad de México y del resto del país, las mujeres acuden al IMSS, ISSSTE y a otros hospitales como el General de México y el Juárez de México.

Ahora las mujeres asisten a la atención médica con tumores o cáncer de cuello uterino más avanzado. “La sobrevivencia de las pacientes depende del estadio o fase, en el cual se presentan a los tratamientos”, precisa.

Si se detecta a tiempo, la enfermedad es curable, asegura Solorza Luna en ocasión del “Día Nacional de la Lucha contra el Cáncer Cervicouterino” que se conmemora en nuestro país el 9 de agosto.

Las etapas clínicas de esta enfermedad, explica, van de la I (1) a la IV (4). Por ejemplo, en la IB, cuando el tumor está localizado específicamente en el cuello uterino, la sobrevida es de hasta 90 por ciento; pero si ya avanzó a la fase IIB, ese porcentaje disminuye a 60 por ciento.

Solorza Luna enfatiza que en México el cáncer cervicouterino se presenta, sobre todo, en la mujer de menos recursos. “Existe una forma sencilla y barata de diagnóstico, la prueba de Papanicolaou o citología cervical para detección de lesiones tempranas; pero no acuden por falta de dinero o de ganas. Esa es la tragedia, a tan temprana edad”.

En contraste, en la consulta privada “si veo dos pacientes al año con cáncer de cuello uterino son muchas”. Por eso, el momento en que llega la paciente a atención a un hospital, a una institución o con un médico privado, es determinante.

Solorza Luna recuerda que este padecimiento es causado por el virus de papiloma humano que se propaga a través del contacto sexual con una persona infectada; y cuando la mujer tiene múltiples parejas sexuales se expone también a diversas infecciones.

Existen 200 tipos virales y las vacunas abarcan nueve u 11, que son de los más oncogénicos (causantes de cáncer); sin embargo, “he visto evolucionar a cáncer a algunos que son considerados de bajo riesgo. Servirán probablemente, pero lo más importante es usar preservativo durante las relaciones sexuales, principalmente cuando la pareja no es estable; las mujeres no deben permitir relaciones sin condón”, señala.

El experto sugiere implementar campañas de detección de cáncer de cuello uterino, además de que la prueba de Papanicolaou sigue siendo la piedra angular. Al mismo tiempo se requiere mejorar la calidad de la citología (el estudio de las células) y la formación de más especialistas en esa área. “Si tenemos un buen número de expertos citotecnólogos podemos realizar campañas en todos lados; hacerlas sin tener armas, no sirve de nada”. 

Solorza Luna puso énfasis en que es necesario que toda mujer con vida sexual se practique el Papanicolaou una vez al año, y si después de dos años no se encuentran lesiones se puede postergar por más tiempo. Ese examen debe ser de rutina, sentencia.

Cómo médicos, afirma el experto, estamos obligados a explicar de manera entendible el tratamiento que se va a realizar, a la vez que se debe comprender que lo que se intenta es conservar la vida; sería útil que cuando se da el diagnóstico y se hace del conocimiento el tratamiento hubiera el acompañamiento de un psicólogo.