Esta Administración municipal que ya hace uso del rastro TIF (Tipo Inspección Federal), que se mantuvo en calidad de “elefante blanco” durante varios ejercicios de gobierno, sin duda es la que ha proporcionado al mercado la carne animal de mejor calidad que se consume en la ciudad.
Se recibió con una cantidad de matanza de 26 reses diarias, pero ya creció y ahora se sacrifican alrededor de 60 diariamente.
En cuanto a la certificación como rastro Tipo Inspección Federal, se informó que se trabaja en la carpeta que incluye los señalamientos dispuestos por las autoridades del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), que abarcan desde modificaciones a la estructura del inmueble que empezó a construirse hace 17 años, hasta la operación del personal, medidas que se disponen para garantizar mayores niveles de aseo e higiene.
El subdirector del Rastro municipal, Jorge Miguel Martínez Soto, afirmó que el proceso de certificación para que se le reconozca como Rastro TIF va bien. Se integró la carpeta desde hace ocho meses, pero puede tardar hasta un año. El atraso se debe en parte a la pandemia, que obligó a modificar el procedimiento para operar de manera virtual y no presencial.
En la carpeta se incluyen modificaciones que básicamente consisten en cambios del proceso de matanza que desde hace muchos años se venía haciendo de manera diferente. No es que esté mal, pero aquellas prácticas distan mucho de encajar con los procedimientos actuales.
Se explicó que las instalaciones ya operan con métodos y tecnología moderna para evitar que el animal caiga en estrés y segregue toxinas que restan calidad al producto.
Ahora ya no se usan chicharras, herramienta tradicional de sacrificio con cuyo uso se causaba dolor al animal. Los procesos que se siguen son diferentes. Marca la norma de rastros TIF que debe procederse con sumo cuidado en la etapa previa al sacrificio, además de que está prohibido el desorden, hacer movimientos violentos o gritar, explicó.