Alberto Gómez-Tagle, investigador de la UMSNH, dijo que el lago desafortunadamente fue seccionado por la mano del hombre en tres vasos (o áreas) por la construcción de dos carreteras hace años que hoy funcionan como diques.
Además, nencionó que en la zona ribereña del municipio de Huandacareo existe un sinnúmero de granjas porcícolas, cuyas heces son vertidas al lago, al igual que desechos industriales de fábricas de los estados de Michoacán y Guanajuato.
Agregó que la demanda de agua para uso residual de los 900.000 habitantes de Morelia, capital de Michoacán, merma también los ríos que anteriormente proporcionaban el vital líquido al embalse.
Ricardo Luna, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales de Michoacán, precisó que la deforestación de las zonas montañosas ha azolvado el lago, por lo que urge reforestar los bosques de la cuenca, aunque pasaría una década para ver los primeros resultados como son recuperación de capa vegetal, infiltración de agua pluvial y nacimiento de manantiales.
“Cuando hay escurrimientos, el agua se lleva el lodo y se pierde la profundidad de los lagos, y así empiezan a fenecer. Un bosque que se reforesta necesita de 10 años en adelante para volver a recuperar capa vegetal”, señaló.
Y coincidió con Gómez-Tagle sobre los graves efectos provocados por la construcción de las carreteras. “Esa carretera –la primera- la construyeron hace 30 años y vino a impactar considerablemente el estatus del lago. Fue un gravísimo error lo que se hizo ahí”, sostuvo.
En diversas ocasiones, Arturo Chacón, otro investigador de la UMSNH, ha advertido que el lago de Cuitzeo -que en décadas pasadas ya padeció sequías y contaminación- requiere de millones de metros cúbicos de agua para subsistir.
Por lo que ha llamado a los gobierno a promover un decreto de restauración ecológica que induzca a municipios a elaborar un ordenamiento ecológico y territorial.